Ivette Yadira Olmedo Vicente
Estar o no estar en Artes: Hé ahí el dilema.Nadie por aquí, nadie por allá… Mientras la Universidad Veracruzana desciende dos escaños en el ranking nacional de escuelas de arte y se ocupa por entrar en el Nuevo Modelo Educativo; la falta de atención en su infraestructura ha acelerado el deterioro de sus edificios, más aún, lo público se ha visto gravemente afectado.
Los espacios dispuestos por la Universidad Veracruzana deberían ser aprovechados en aras de la creación artística, sin embargo, es alarmante advertir cómo todos estos procesos se llevan al cabo fuera de las aulas y talleres, peor aún, fuera de las instalaciones de la propia Universidad… situación, que provoca la dispersión estudiantil, desembocando en el aislamiento y el decrecimiento en el potencial creativo de la Facultad de Artes.
Al no generar puntos de encuentro que fomenten el intercambio de ideas al interior de las instalaciones, estudiantes, maestros y público en general tienden a crear lugares de reunión fuera de la institución, es así como grupos de trabajo, proyectos en gestación, arte y conocimiento se ven expulsados de los espacios que les deberían ser propios.
En lo que antaño fuera una fábrica, y que para el siglo veinte, prometía ser el bastión de la producción artística, restricciones innecesarias cuenden por doquier: No fumar, no entrar con animales, no vender, no consumir alimentos… La pregunta es… ¿acaso a los estudiantes también se nos prohíbe la entrada?
No es posible que contando con la arquitectura adecuada para el desarrollo de las actividades artísticas se descuiden estos espacios, a tal punto, que la comunidad universitaria prefiera reunirse en los incómodos y hacinados alrededores como improvisadas cafeterías, fondas, tiendas, incluso, banquetas.
Hace falta que la comunidad univesitaria se apropie de sus talleres y para esto, es necesario reestructurar el espacio público para generar y promover la convivencia de todos aquéllos quienes están dispuestos a crear en el campo de las artes.
La Unidad de Proyectos de la U.V. vislumbra propuestas, efectivamente, pero sus alcances se limitan a remodelaciones y remozamiento de fachadas, cuando en realidad, se requieren soluciones de mayor repercusión en las actividades de quienes damos vida a la propia Universidad, por ejemplo, en el Taller de Diseño Arquitectónico de Octavo y Noveno Semestres, se dieron a la tarea de conformar una zona universitaria que concentrara a cada una de las facultades dispersas por toda la ciudad, cuando este grupo de proyectistas abordaron el caso de la Facultad de Artes, se dieron a la tarea de generar interfaces que conectaran y unificaran la totalidad.
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